La palabra fácil siempre me ha
sorprendido. No sólo por la facilidad,
con perdón de la expresión puesto que podría haber buscado un sinónimo un tanto
más complicado pero no menos conciso, en que la palabra es utilizada sino
también por sus múltiples connotaciones.
Aunque muchos y muchas probablemente quedarán sorprendidos por lo que voy a
contar, nunca fue fácil entregarme
físicamente. ¡Y valga la ironía de mi historia! Ya que una vez conseguí mi
propósito no sólo no me costaba mantener relaciones por mi físico aunque sí por
mi estado emocional. A pesar de (o puede que en este caso deba decir “gracias
a”) mi pasado, nunca he tenido algo tan claro como las relaciones sexuales y lo
que significan para mí. Una forma más de comunicación, por supuesto. Y siento
una vez más utilizar la facilidad con
este chiste fácil, pero ya que me
encanta todo lo relacionado con la boca y sus funciones que nos facilita (una vez más) la comunicación…
¿Por qué no iba a comunicarme a través del sexo?
Aunque no hay cosa que más desee en
este mundo que tener tan claros mis sentimientos hacia otra persona como mi
lujuria hacia ésta. De incapacidad física a emocional, no creo que su relación
no sea más que obvia, eso queda descartado. Aprender a separar el deseo físico
del deseo emocional no es fácil (y
dale…). Por tanto, ¿Cuándo es realmente amor o un estado de enamoramiento y
cuando es simple excitación y emoción post coito?
Parece una situación fácil (¡cómo
no!) de distinguir… Sin embargo, su complejidad es puramente clara.
Científicamente se ha demostrado que el nivel de dopamina que nuestro cerebro
expulsa al enamorarnos puede ser similar e incluso igual al que cuando llegamos
al orgasmo. Puede que los “te quiero” que hemos dicho después del clímax hayan
sido fruto de la pasión y el placer y no del amor. No obstante, prefiero no
hacer mucho caso de estas aclaraciones científicas porque, aunque ciertas,
siempre he pensado que son como quitarle el azúcar glaseado a esa magdalena.
Llamadme romántica, ilusa o ignorante. Seguramente soy todo eso y más.
No sin más dilación, diré que aunque fácil
para algunos, no me ha sido nunca tan difícil llegar al nivel de aceptación
física y mental en el que estoy ahora. Puede que me sienta atraída por el
noventa por ciento de los hombres, o incluso mujeres, que quieren comunicarse
conmigo. Por eso, más que fácil, me
considero una mujer con suerte ya que no tengo miedo al “NO”. Y aunque mucha
gente piense que ese “NO” es la palabra que menos uso tiene en mi léxico, mis
amantes pueden dar fe absoluta de que no es cierto…
Que las ofensas fáciles no nos afecten nunca. La facilidad es relativa.
Que las ofensas fáciles no nos afecten nunca. La facilidad es relativa.