lunes, 23 de abril de 2012

MI PRIMER SANT JORDI SIN ROSA


Algunos lo llaman suerte. Yo prefiero decir que me han mal acostumbrado. No es que nunca haya estado sola. Conozco muy bien la soledad. Más bien siempre ha habido un pretendiente demasiado romántico que aunque fuese no correspondido se atrevía a regalar la rosa roja. Esta vez yo soy la no correspondida. Yo soy el pretendiente que hubiese regalado la rosa a no ser que mi amor en cuestión me hubiese advertido el día de antes. “Prefiero prevenir una sorpresa desagradable”.

Tengo varios Sant Jordis inolvidables. Desde encontrarme una rosa en el pupitre cuando era adolescente porque todos los chicos de la clase habían decidido regalar una a cada chica, hasta la rosa de cristal azul de mi primer novio o las botellas de cava y vino acompañadas de rosas rojas de mi segundo.



Este año celebro mi Sant Jordi sentada en un bar cualquiera con 5 euros en el bolsillo y un café ardiendo. Es como pagar la factura de todas las rosas marchitas, secas y muertas. Estoy pagando mis años de “buena suerte” con mi soledad y mi amor no correspondido. Supongo que nunca es tarde para zanjar una deuda. Hoy todos los que sintieron dolor gracias a mi dormirán tranquilos. Hoy, la princesa no tendrá su rosa. Hoy, ha ganado el dragón. 

martes, 3 de abril de 2012

TU VOZ

No recuerdo tu voz. No se por qué. No puedo recordarla. De hecho, soy buena recordando voces. Es casi como mi trabajo. Pero no puedo recordar la tuya. Creo que sólo me pasa contigo, eres la única voz que no puedo recordar.

Recuerdo todo lo que me dices. Recuerdo tus anécdotas, nuestras conversaciones, tus frases, palabras, sonidos extraños, risas y carcajadas. Pero sin voz. Es como ver una película muda con subtítulos.

Tengo buena memoria. Recuerdo todos los sitios a los que hemos ido. Recuerdo cada persona a la que nos hemos encontrado y con la que hemos hablado. Recuerdo todas las cervezas y copas de vino que hemos bebido. Puede que hasta recuerde las veces que has repetido cuando te has quedado a comer o a cenar.

Recuerdo todas las películas que hemos visto abrazados y todos los recorridos que tus dedos hicieron por mi espalda mientras las veíamos. Recuerdos todos y cada uno de los besos que me has dado y todas las veces que me has pedido uno. Recuerdo todas las mañanas que nos hemos despertado juntos, ¡e incluso todos los orgasmos que hemos tenido!

Recuerdo la manía que tienes de dejar los ojos medio cerrados cuando estás pensando… ¡y lo asqueroso que resulta que te crujas los dedos casi sin darte cuenta en cualquier sitio!

¡Pero no se por qué no recuerdo tu voz! Ya te lo he dicho. Tengo buena memoria. ¿Por qué no puedo recordarla?






La vida nos sigue sorprendiendo. Tanto como para sentirnos adolescentes cuando en teoría ya hemos pasado esa etapa. Genial.

Te suelto

Te suelto. Te suelto para llorarte. Te lloro para llevar mi luto. Luto por no tenerte. Luto por soltarte. Te has ido y dejo que te vayas. Te estoy soltando con lágrimas, pero te suelto. Al final nuestra historia se ha escrito. Te echaré de menos mientras te llore. Hasta que no me queden lágrimas.
Espero que seas feliz y que tu felicidad no me haga infeliz. Porque te quiero. Te quise y te quiero. Y en el fondo de mi alma me alegro de que me hayas soltado. Yo también te suelto para soltarnos definitivamente. Pero yo llevaré mi luto un poco más. Luto por no tenerte. Luto por soltarte.

Soltarte no fue fácil.
Enero 2012