lunes, 23 de abril de 2012

MI PRIMER SANT JORDI SIN ROSA


Algunos lo llaman suerte. Yo prefiero decir que me han mal acostumbrado. No es que nunca haya estado sola. Conozco muy bien la soledad. Más bien siempre ha habido un pretendiente demasiado romántico que aunque fuese no correspondido se atrevía a regalar la rosa roja. Esta vez yo soy la no correspondida. Yo soy el pretendiente que hubiese regalado la rosa a no ser que mi amor en cuestión me hubiese advertido el día de antes. “Prefiero prevenir una sorpresa desagradable”.

Tengo varios Sant Jordis inolvidables. Desde encontrarme una rosa en el pupitre cuando era adolescente porque todos los chicos de la clase habían decidido regalar una a cada chica, hasta la rosa de cristal azul de mi primer novio o las botellas de cava y vino acompañadas de rosas rojas de mi segundo.



Este año celebro mi Sant Jordi sentada en un bar cualquiera con 5 euros en el bolsillo y un café ardiendo. Es como pagar la factura de todas las rosas marchitas, secas y muertas. Estoy pagando mis años de “buena suerte” con mi soledad y mi amor no correspondido. Supongo que nunca es tarde para zanjar una deuda. Hoy todos los que sintieron dolor gracias a mi dormirán tranquilos. Hoy, la princesa no tendrá su rosa. Hoy, ha ganado el dragón. 

No hay comentarios: