miércoles, 18 de julio de 2012

Diario de una Chica Fácil


La palabra fácil siempre me ha sorprendido. No sólo por la facilidad, con perdón de la expresión puesto que podría haber buscado un sinónimo un tanto más complicado pero no menos conciso, en que la palabra es utilizada sino también por sus múltiples connotaciones.

Aunque muchos y muchas probablemente quedarán sorprendidos por lo que voy a contar, nunca fue fácil entregarme físicamente. ¡Y valga la ironía de mi historia! Ya que una vez conseguí mi propósito no sólo no me costaba mantener relaciones por mi físico aunque sí por mi estado emocional. A pesar de (o puede que en este caso deba decir “gracias a”) mi pasado, nunca he tenido algo tan claro como las relaciones sexuales y lo que significan para mí. Una forma más de comunicación, por supuesto. Y siento una vez más utilizar la facilidad con este chiste fácil, pero ya que me encanta todo lo relacionado con la boca y sus funciones que nos facilita (una vez más) la comunicación… ¿Por qué no iba a comunicarme a través del sexo?

 Aunque no hay cosa que más desee en este mundo que tener tan claros mis sentimientos hacia otra persona como mi lujuria hacia ésta. De incapacidad física a emocional, no creo que su relación no sea más que obvia, eso queda descartado. Aprender a separar el deseo físico del deseo emocional no es fácil (y dale…). Por tanto, ¿Cuándo es realmente amor o un estado de enamoramiento y cuando es simple excitación y emoción post coito?

Parece una situación fácil (¡cómo no!) de distinguir… Sin embargo, su complejidad es puramente clara. Científicamente se ha demostrado que el nivel de dopamina que nuestro cerebro expulsa al enamorarnos puede ser similar e incluso igual al que cuando llegamos al orgasmo. Puede que los “te quiero” que hemos dicho después del clímax hayan sido fruto de la pasión y el placer y no del amor. No obstante, prefiero no hacer mucho caso de estas aclaraciones científicas porque, aunque ciertas, siempre he pensado que son como quitarle el azúcar glaseado a esa magdalena. Llamadme romántica, ilusa o ignorante. Seguramente soy todo eso y más.

No sin más dilación, diré que aunque fácil para algunos, no me ha sido nunca tan difícil llegar al nivel de aceptación física y mental en el que estoy ahora. Puede que me sienta atraída por el noventa por ciento de los hombres, o incluso mujeres, que quieren comunicarse conmigo. Por eso, más que fácil, me considero una mujer con suerte ya que no tengo miedo al “NO”. Y aunque mucha gente piense que ese “NO” es la palabra que menos uso tiene en mi léxico, mis amantes pueden dar fe absoluta de que no es cierto… 








Que las ofensas fáciles no nos afecten nunca. La facilidad es relativa.

viernes, 6 de julio de 2012

Mi Vida Enferma


Y llorar cada día como si fuese la única acción que aún puedo controlar. Mentira. Ni siquiera mis lágrimas obedecen mis deseos. Ellas intervienen cuando quieren y yo aprovecho para engañarme. Sí, el engaño de pensar que todavía tengo fuerza, que todavía puedo hacer lo que a mi mente le plazca ya que mi cuerpo le seguirá. Pero no le sigue. ¿Por qué? Porque duele. Todo duele. Puedo sentir hasta el más inmenso dolor en la punta de mi dedo meñique y eso provoca el más inmenso vacío en el fondo de mi estómago.

Veo el sol por la ventana pero sus rayos no llegan a mi piel. Los rayos de luz no consiguen traspasar el fino vidrio para acariciar mi cuerpo. Mi cuerpo enfermo. Estoy enferma y nada ni nadie consigue que estos rayos me ayuden. Porque el seguir adelante con este dolor es como tener a alguien en el oído que te susurra a todas horas: estás enferma, estás enferma, estás enferma…

Y lo estoy. Y mi vida también lo está. Así que mi vida y yo nos cogeremos de la mano mientras bajamos la persiana en silencio…